El Sujeto y su Patología
El Sujeto y su Patología, la iniciación del tratamiento trae consigo una modificación de la actitud consciente del enfermo ante su enfermedad; limitándose a dolerse de ella y a despreciarla, sin estimar debidamente la importancia de ésta; a pesar de lo anterior, continua observando, respecto a sus manifestaciones, la misma política de represión en cuanto a sus orígenes; pudiendo ser que no haya conocido precisamente las condiciones de su fobia, el contenido justo de las ideas obsesivas o la verdadera intención del impulso obsesivo.
Ahora bien, la cura no puede pasar por esto; por tanto, el sujeto ha de tener valor de ocupar su atención con los fenómenos de su enfermedad, la cual no debe despreciar, sino, considerarla como un adversario digno, siendo una parte de su propio ser, fundada en motivos importantes y de la cual podría extraer valiosas enseñanzas.
Así, se debe preparar desde un inicio la reconciliación del sujeto con lo reprimido que se manifiesta en sus síntomas, debiéndose concederle a la enfermedad un cierto margen de tolerancia.
Por su parte, si esta nueva relación con la enfermedad agudiza algunos conflictos y hace pasar a primera línea síntomas hasta entonces poco precisos (siendo ésta una de las criticas al psicoanálisis) podremos consolar al sujeto, haciéndole observar que se trata de agravaciones necesarias, pasajeras y que, en definitiva, no es posible vencer a un enemigo que se mantiene ausente o no esta suficientemente próximo.
Se sabe que de la resistencia se puede aprovechar la situación para sus fines, e intentar abusar de la tolerancia concedida a la enfermedad, y decir:
“Mira lo que sucede cuando me veo forzada a ocuparme de estas cosas. ¿Ves cómo estaba en lo cierto abandonándolas a la represión?”.